viernes, 11 de septiembre de 2015

Vivir sin sentirse vivo

Sobreviviendo como un ave muda,
por dentro marchita,

se encontraba buscando un hilo de luz, 
entre el bosque más frondoso jamás visto,
el girasol de invierno 

Helado, 
desorientado, 
sin ganas de vivir...

En innumerables ocasiones se preguntaba, 
¿vale la pena existir sin nada en lo que creer?
Pero siempre hallaba su respuesta:

Ya vendrá la primavera,
y todos aquellos que por loco me tenían,
 recordarán cada una de mis plegarias. 

Porque más sentido tiene aferrarse a la vida por un segundo de felicidad,
que vivir 1000 años sin saber lo que es el amor.










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